domingo, 31 de julio de 2011

sorprendida en la playa

Con solo oler a mar,ya parece que quedo mas tranquila;es algo que cuando viajamos,solo deseo avistar la costa para relajarme y disfrutar.Por eso,cuando podemos,nos acercamos a alguna playa de las muchas que hay en la costa asturiana.
Pero eso si,siempre buscando un trozo de campo para poder contemplar el paisaje sin llenarme de arena, o por lo menos si piso laplaya,enseguida me quito esos granos tan molestos y que además se meten por todos lados.
Este año,para tener mas comodidad,alquilamos un trozo de prao para los meses de julio y agosto y allí ponemos la acampada y disfrutamos de los rayos de el,siempre o casi siempre,debajo de una sombrilla.
Tumbada en una hamaca y protegiéndome del sol,me disponía hoy a echar una siesta entre el murmullo de el gentío que abarrotaba la arena y los aparcamientos,cuando siento acercarse al señor que se encarga de cobrar y buscar sitio a los coches que van llegando;se encontró con alguien(no se si conocido o desconocido) ya que yo estaba como dije antes tumbada y además con los ojos cerrados y empezaron a hablar.Como estaban cerca,no pude por mas que escuchar lo que con mucho ardor decía el señor y no era ni mas ni menos que explicar lo bien que estaba solo,ya que por lo visto de eso se trataba la conversación;pero lo que me dejó sin aliento fue cuando explicó,que ahora ya no se podía hacer nada,ya que lo mismo a los niños que a las mujeres,ya no se les podía poner la mano encima,ya que si lo hacías te podían buscar la ruina.
Me incorporé un poco y tuve la oportunidad de escuchar la contestación de uno de sus interlocutores(mujer)que le dijo muy digna y preocupada,que eso era lo que decía su hijo.
Bueno,ni que decir tiene que ya no pude dormir la siesta;y además me sentí muy mal por no poder contestarles a aquel par de dos.
Por eso, quienes crean que hemos adelantado algo,les diré que si,que lo hemos hecho;pero hay por desgracia todavía algunas personas que viven en otro siglo,con las comodidades de este.