Mis recuerdos de este día,son pocos,pero muy concretos;ese día,estrenábamos ropa y zapatos.Calcetines blancos cortos y allá que nos íbamos a bendecir nuestro laurel caminando un montón de kilómetros y poniédonos bien cerca del cura para que las gotas del agua bendita cayeran sobre nuestro ramo.
Después de vuelta a casa,nos íbamos felices creyendo que aquella bendición nos iba a proteger el resto del año,sin mencionar los piropos que nuestros convecinos nos habían dicho por ir de estreno.Claro que aquella ropa nueva,nos tendría que servir todo el verano y a veces,hasta el próximo Ramos.
Eran otros tiempos,pero yo con mis hijos hice igual;para Ramos,bien emperifoyaos y bien guapos,que no se diga;aunque afortunadamente,ellos no necesitaron de la celebración,para lucir su ropa nueva.
¿Y ahora como se hace?
Igual que antes?
Tal vez muy parecido,pero sin la necesidad de que los niños tengan que estrenar ropa.Siempre depende de la economía familiar,pero no veo que sea algo imprescindible.Tal vez porque hoy la mayoría tienen muchas cosas y no necesitan comprar y tal vez porque en muchas familias ya no se viva con el mismo fervor que se vivía antes.
Porque los niños de hoy,tienen otras preferencias y no le dan importancia a estrenar o no para ir a misa o tomar algo con su familia.Tal vez porque muchas personas aprovechan estos días de vacaciones para descansar y no para asistir a los actos religiosos.
Pero lo que no cambió nada es que el domingo de Ramos o durante la Semana Santa,el ahijado o ahijada,lleve su ramo o su palma a sus padrinos,para que el día de Pascua ellos les traigan el bollo o regalo.
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